Se muere Carlos Saúl y -cumpliendo su último deseo- lo creman.
Una vez efectuada la cremación, antes de esparcir sus cenizas invitan al
presidente de la Rua a decir unas palabras. Éste, cortésmente, declina la
invitación.
Le sugieren entonces a Zulema, quien se niega a hablar.
Invitan a Zulemita, quien dice que no, ni loca.
Bolocco, invitada, también desiste.
Le proponen a Duhalde que diga unas palabras, pero (con asco)se niega.
Se lo piden a Ruckauf, que los saca corriendo.
Lo invitan a De la Sota, quien dice que no.
Lo mismo pasa con Reutemann, Alfonsín, Di Tella, Erman, Corach, Imbelloni,
elTula, Kohan, Gostanian, Hernández, el Tata Yofre, Federico Klemm, Macri,
Amalita, Juan José Camero, Marcelo Tinelli, Chiche Gelblung, Tío Bernardo,
El Soldado Chamamé, Maharbiz, María Julia, Emir.....
En fin, nadie quiere hablar.
La multitud observa en silencio cómo los sucesivos oradores propuestos
declinan la invitación.
Hasta que, del medio del gentío se alza un brazo y una voz dice:
- "Yo, Sres., yo quiero decir algo..."
Las autoridades, un poco confusas, deciden invitar al extraño, quien sube
al estrado, se acerca al micrófono y dice: