Quiero hacer pública mi disconformidad ante el anuncio presidencial de que tropas argentinas actúen en un conflicto bélico, como respuesta a los atentados perpetrados en EE.UU. el pasado Martes 11 de septiembre.
Es incuestionable el sentimiento de conmoción y dolor por las victimas del accionar terrorista, pero hay que recordar que no estamos en condiciones de enfrentar una guerra, cualquiera sean las características de la misma .
Nuestra severa crisis económica y política, generada en gran parte por el país de norte, nos hace esclavos del riesgo país, cuya única variable de ajuste permitida es la social.
Argentina al igual que toda América Latina se enfrenta al iniquidad social que significa que el 40% de la población se encuentre por debajo de la línea de pobreza, mientras que los talibanes del mercado, nos hacen creer que todavía son sostenibles teorías como las del derrame y del desarrollo.
Y aún si esto no sucediera, si fuéramos la concreción del utópico desarrollismo, si el nivel de vida per cápita (el real) fuera al menos aceptable, y la justicia social alcance el nivel de la distribución económica, ¿contra quien emprenderíamos la solidaria cruzada?, contra Afganistán que alberga en su país a los terroristas, contra Bin Laden que fue subvencionado por EE.UU. cuando Rusia era la amenaza comunista que costándole la vida a 1 millón de afganos, ejemplo similar a Cuba con Castro, Sadan Houseim en Irak, Pinochet en Chile , ¡¿no será hora de que se hagan cargo de sus propios Frankenstein ?!.
BUSH dijo que “este era un ataque a la libertad y a la democracia“, el sentido de estas palabras se altera cuando uno recuerda Hiroshima y Nagasaki, Camboya, Vietnam, Irak, las dictaduras de los ´70 en Latinoamérica, que nos costaron sólo a nosotros mas de 30.000.
Nuestro presidente cree que es un gesto, la oposición un acto de vasallaje, nuestros hermanos van a dar su vida otra vez....La dieron en el ´70 en la supuesta guerra anti-subversiva; en la Malvinas en los ´80; en los ´90 con los cascos azules y la guerra del Golfo con las secuelas de dos atentados (la Embajada y la AMIA) con una conexión que al menos se sospecha, en ninguno de todos esos casos hubo explicaciones, ni hubo naciones que se solidarizaran con nuestra perdidas.
Hoy nos comprometemos en la lucha contra la JIHAD, en una santa guerra contra el terrorismo, que preludia no respetar ningún código castrense ....Parece que nunca hay sangre suficiente para que alimente los surcos de nuestro demócrata y libre patrón.
